¿Quiénes somos?

Quienes queremos compartir con ustedes este Proyecto del “Museo Bíblico Claretiano – MUBÍC”, somos un grupo de Misioneros Claretianos de las provincias claretianas de Colombia-Venezuela y Brasil, que, a través de sus respectivas universidades, Uniclaretiana y Centro Universitario Claretiano, iniciaron el proyecto de virtualización de la Muestra Bíblica.

Nuestro compromiso con la Palabra de Dios y la diversidad de destinatarios geográficos y culturales, nos ha llevado al Proyecto de crear el MUBÍC, que trata de responder a las variadas necesidades de fondo que tienen los diversos lectores de la Biblia, y a las permanentes ofertas de interpretación que nos hacen las Ciencias Auxiliares del estudio bíblico, entre las cuales figura la Antropología, la topología, la historia, la geografía y, de una manera especial, la arqueología bíblica. Por eso, lo que hoy estamos ofreciendo debe estar sometido a la crítica, a la investigación y al necesario y novedoso progreso de las ciencias. En este sentido, nuestro MUBÍC es apenas un punto de partida que nos debe estimular a una permanente investigación, seria y responsable

No buscamos planteamientos y respuestas similares, buscamos investigación honesta. Que sea el interés por la verdad el que nos una, no la similitud de respuestas. De esta manera sabremos para qué nació este espacio: para unirnos a todos en el interés por la verdad. La verdad nos hará libres, nos dijo el Maestro (cf. Jn 8,32).

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MUBÍC, Panel 1

LA CREACIÓN: TRES EVOLUCIONES AUTÓNOMAS (LA CÓSMICA, LA BIOLÓGICA Y LA HUMANA), A PARTIR DEL BIG-BANG… ¿Existe algo que no esté sometido a evolución? “Todos nos vamos transformando, en busca de lo mejor, revelando el rostro del Señor, por la acción del Espíritu Santo” (2 Cor 3,18). 1°. El big-bang, explosión y desarrollo autónomo de la vida, cuestiona la imagen bíblica de Dios, como ser que interviene en los procesos de creación, caracterizados por tres evoluciones autónomas (cósmica, biológica y humana), a las que todavía no conocemos suficientemente… Guiados por la Biblia, hemos creído que estas tres evoluciones son manejadas por Dios. Hoy la ciencia nos dice lo contario y, por consiguiente, nos confronta con una autonomía que nos exige, desde el punto de vista humano y religioso, una mayor responsabilidad y una fe más madura.